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Cuidar la salud mental en lo cotidiano
Hablar de salud mental no siempre tiene que ser complicado. A veces, los mayores cambios empiezan en los pequeños gestos. No hace falta esperar a estar al límite para empezar a cuidar la salud mental de uno mismo. De hecho, prevenir también es salud. Y el día a día, con sus rutinas y sus pausas, ofrece muchas oportunidades para construir bienestar.
Por esta, y muchas más razones, aprender a cuidar la salud mental desde lo cotidiano es una forma de autoprotección que suma a largo plazo. No se trata de eliminar por completo el estrés o la ansiedad (eso no es realista), sino de dar al cuerpo y a la mente lo que necesitan para sostenerse mejor.
La salud mental también se entrena
Igual que fortalecemos músculos o cuidamos la piel, el bienestar emocional también requiere atención y práctica. No se logra con una única acción, sino con la repetición de hábitos que generan estabilidad. Es más, hay días más grises y otros más despejados. Lo importante es tener herramientas para transitar ambos. Y muchas de esas herramientas no requieren grandes esfuerzos: están al alcance en los gestos diarios, si sabemos prestarles atención.
Pequeños hábitos que te ayudan a cuidar la salud mental
Si buscas formas sencillas de cuidar la salud mental sin sentir que te enfrentas a una montaña, estas rutinas son un buen punto de partida:
- Dormir lo necesario, no lo que se puede. El descanso tiene impacto directo sobre la regulación emocional.
- Comer de forma regular y nutritiva. No se trata de hacer dieta, sino de evitar los altibajos que genera una alimentación desequilibrada.
- Mover el cuerpo a diario. Pasear, estirarte, hacer algo de ejercicio suave. El cuerpo descargado libera la mente.
- Reducir el ruido mental. A veces, eso significa apagar notificaciones o decir “hoy no puedo”.
- Crear espacios propios, aunque sean breves. Leer, caminar sin rumbo, tomar un café sin prisa. Momentos tuyos, sin exigencias externas.
Relaciones que nutren y otras que drenan tu bienestar emocional
Una parte fundamental del bienestar emocional está en los vínculos. Hablar con alguien que te escucha sin juzgar puede aliviar más que cualquier consejo. Estar rodeado de personas con las que te sientes tú mismo marca la diferencia. Esto quiere decir que, no se trata de tener muchos contactos, sino de que algunos sean verdaderamente significativos. Y también de saber marcar distancia con quienes agotan, manipulan o restan. La salud mental también pasa por cuidar el entorno.
Rutinas que calman, no que aprisionan
Tener horarios, ordenar el día, saber qué viene después. Las rutinas no son enemigas de la libertad: bien planteadas, aportan estructura y reducen la ansiedad. Además, lo importante es que no se conviertan en obligaciones rígidas. Si un día no haces todo lo que planeaste, no pasa nada. El objetivo no es cumplir con todo, sino crear un marco que te dé calma.
Escuchar antes de saturar
Hay una línea muy fina entre “aguantar un poco más” y estar a punto de colapsar. Y muchas veces se cruza sin darnos cuenta. Por eso, es clave practicar la escucha interna: detectar cuándo el cuerpo y la mente piden parar. Pedir ayuda no es un signo de debilidad. Al contrario; es una demostración de autocuidado. En muchos casos, hablar con un profesional —psicólogo, terapeuta, médico o farmacéutico— puede abrir caminos que no vemos solos.
Tu farmacia, un espacio de apoyo accesible
Más allá de los recursos clínicos, la farmacia puede ser un punto de orientación cercano y cotidiano. Desde productos que favorecen el descanso o reducen la ansiedad leve, hasta recomendaciones de hábitos o complementos naturales. Por ejemplo:
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Apoyo desde farmacia |
Utilidad principal |
| Infusiones con valeriana o pasiflora | Favorecen la relajación sin generar dependencia |
| Melatonina | Ayuda a regular el sueño de forma natural |
| Magnesio y vitamina B6 | Contribuyen al equilibrio del sistema nervioso |
| Adaptógenos como rhodiola o ashwagandha | Reducen la fatiga derivada del estrés emocional |
Consultar con un farmacéutico puede darte una solución concreta, pero también la sensación de que no estás solo/a en el proceso.
Cuidarse no es un lujo, es una forma de vivir mejor
La salud mental no es un extra, ni algo que se trabaja solo cuando hay un diagnóstico. Es parte de nuestra vida cotidiana. Y cuanto antes empecemos a prestarle atención, más capacidad tendremos para sostenernos en los momentos difíciles. Por esta razón, cuidar la salud mental desde los pequeños gestos no es poca cosa. Es una forma de decirte a ti mismo que mereces estar bien. Y eso, en sí mismo, ya es un acto de bienestar.